Diosa de la montaña,
serpiente y río del Mar,
desnúdate
como por aquél
por cuyo paladar
dejas
la suspensión
del nacimiento
íntimo de la mañana,
o como si por la
danza
en júbilo de tu Dios
(tatuaje pleno de la savia
mágica de la ternura)
se despidiera de nuevo
el Sol
que se ha venido
a acurrucar
y por el que,
tu divinidad,
nos entibiará
con mil Canciones…
.